06 mayo 2016

Las heridas del vacío

Si alguna vez me ves caminando o corriendo sin rumbo o en círculos por un jardín público, sabrás que lo he encontrado. Que he encontrado aquello que has estado buscando y que necesitas desesperadamente como el aliento de una mala puta en tu rosado glande después de que haya usado demasiado los dientes.

Y yo lo tengo y tú no. Es la historia de tu vida que estoy contando y de la que me apropio ahora que nadie me ve. Porque, cuando nadie me ve ¿sigo siendo visible? ¿Sigo siendo tangible? ¿Lo quieres? Ven a buscarlo, pero primero tendrás que encontrarme.

"Tengo heridas en mi cuerpo. Tengo heridas tan profundas que dan la vuelta y se proyectan con mi sombra".

En ocasiones veo reflejado el temor del tiempo que ha pasado en los ojos de aquellos que jamás conoceré. El sentido de mi vida se torna colorado al indicar el norte a los viandantes a pesar de que no me lo hayan preguntado.

Y si no ponía la palabra "puta" no quedaba tranquilo.


Jotaauvei

Losting the rumbus

Si ella le pregunta "¿Cuando has llegado?", sabré que es el momento de echar ese mundo abajo y conquistar el corazón de los que desean un hogar para poder vivir durante la época en la que no habrá un mundo ideal, pues los ideales estarán prohibidos por la ley impuesta por un digno mandatario que pegaba a su mujer entre café y café servido en una taza hecha de barro previamente coloreado con los pigmentos más bellos de ese país del que su suegro le habló una vez cuando iba sobre su caballo hacia el templo de una religión de la cual se ha demostrado no tener base científica en la que apoyarse ya que como una vez leyó un lisiado en un cartel de una autoescuela sin recursos ni alarma antirrobo: "Drive fast, die young".


Jotaauvei (2008)