04 diciembre 2014

Me miras y te anhelo

Su piel, su ropa, su espalda... todo lo que podía recordarme a ella me causaba un dolor insoportable en ambas sienes. Pero aún así la quería. Y aquí estaba yo, sola, desesperada por encontrar de nuevo la aguja que guíe el hilo que es mi cuerpo por la tela que es la vida. Una vida desordenada, caótica, casi digna de ser una admirada pieza de arte de un museo ya olvidado incluso por los hipsters.

Un recuerdo, un trazo en mi memoria que no puedo permitir que se desvanezca.

Una mañana más me despierto, asqueada de mi propio cuerpo, entre sudores fríos, sollozando, gritando palabras que ni siquiera existen todavía. Gritando su nombre aún cuando sé que nadie puede oírme. Húmeda desgracia del pasado por acontecer. Deseando una vez más vivir en un mundo diferente, deseando salir de este cuerpo roto y desgastado.

Alzo la vista por la ventana. No puedo más que ver rostros sin nombre, personas vacías con pijamas de girafas con pijama. Sí, sí, las girafas dibujadas en el pijama llevan pijama también.


Jotaauvei

27 noviembre 2014

Siete partes de mi ser

Todo lo que yo no tengo y todo lo que yo no soy. Sin más, como vino se fue. Cual mágico relámpago que todo lo arrasa.

A la mañana siguiente me levanté, inconsciente, perdido, empapado en las lágrimas del niño que ya jamás volveré a ser. Mi cuarto, en fin, el día después de una fiesta en un refugio de esquí en los años 70 tendría mejor aspecto.

Y qué puedo decir de la decrépita y sobrecogedora voz que eyaculé desde lo profundo mi garganta hasta mi boca cuando traté de pronunciar su nombre una vez más. Como una puñalada traicionera a la salida del supermercado, exactamente así.

Había transformado mi vida en una historia ininteligible, una danza insensata de letras, números y signos de interrogación. Pero sin duda, de entre todas las cosas, lo que más extraño es la forma en la que cada noche las aureolas de sus pezones tornaban encarnadas.

 Aún hoy se puede arañar de las paredes el pesar bizarro de su pérdida.


Jotaauvei

10 noviembre 2014

Un verano en los Alpes

-¿Y cuánto crees que podrás sobrevivir en este lugar sin más ayuda que la de este tocador de madera antiguo? - me preguntó, sorprendida.

-Tan solo quiero recuperar aquel tiempo que olvidé. Quiero marcar a fuego en mi mente unos recuerdos que se desvanecieron con las primeras brisas del verano. Quiero decirle al mundo, gritar a los cuatro vientos, "aquí estoy". Que soy aquel al que han estado esperando toda su miserable vida.

Quería creer que era un poeta, un soñador, pero aquellas palabras solo me hacían parecer un poco menos estúpido de lo que mi aspecto ya de por sí decía.

Jotaauvei

02 octubre 2014

Pérdida y desenfreno

"Me hace sentir tan pequeño, tan insignificante. Mi historia es la historia de como el pétalo de una flor sobrevuela nuestras cabezas sin que nos demos cuenta. Una brisa que cambia el rumbo de las cosas sin poder evitarlo. El tiempo, esa vil puta que todo lo estropea, lo transforma al gusto de nadie y se va para siempre donde no pueda ser encontrado. No es otro si no mi corazón quien me lleva de la mano hacia el último resquicio de oxígeno que resta en una tierra infecta, pútrida por la carne del ser humano. Qué puedo hacer cuando yo ya no tengo autoridad sobre mi propia conciencia, una mala amiga que se resiste a acompañarme al baile de fin de curso cuando todas las demás ya me han rechazado. Estas bofetadas de realidad que alternan entre el bien y el mal, bailan conmigo en una extasiada orgía de momentos y experiencias que ya nunca recordaré. Ya solo me queda un arrugado trozo de papel que atesora las últimas palabras que en su día fueron la melodía que daba sentido a todo mi ser: "Compra leche"."

 Jotaauvei

23 septiembre 2014

Soledad entre la multitud de mis pensamientos

"Era delicada y virginal, como las olas que rompen contra las rocas en la orilla. Al abrazarla, el calor que sentí me recordó a cuando era niño y el capellán arrimaba su paquete contra mi espalda en la sacristía. El anhelo que antaño había sentido se esfumó de un plumazo, como cuando pierdes el último tren hacia ninguna parte. Sentía arder mi pecho de una forma casi inhumana, como si el fuego más caliente de los infiernos hubiera encontrado en mis pulmones un lugar donde quedarse. Ansiaba aquel momento desde que la conocí, el momento de estrujarla entre mis brazos y hacerla mía para siempre, ya nada podría separarnos. Nada excepto un huracán, los huracanes lo separan todo."

 Jotaauvei

01 agosto 2014

Añoranzas de un futuro incierto

"El parque había visto tiempos mejores. Aún se podían imaginar las sonrisas de los niños, impregnadas en la vieja madera de los columpios. Aquello que antaño había sido un firme tobogán, aquel suelo testigo de más caídas de las que se podían contar. Un arenero vacío de arena pero lleno de recuerdos. A pesar de todo, el pedófilo continuaba yendo cada mañana, dejando sutilmente entrever su pene por debajo del periódico."

 Jotaauvei