Estreno diseño y sección (etiqueta) después de un tiempecito y lo hago de la mejor manera posible (que yo conozca) que es enseñando a. ¿Y "enseñando a" que? Pues escribo hoy para contaros cosas que pasan en un autobús y enseñaros a llevarlo todo bien.
Esos largos viajes en bus urbano hacia nuestro destino se hacen cansados y aburridos, pero con este "tutorial" de comportamiento (primero de muchos), se harán amenos y entretenidos a más no poder, tanto, que al acabar de leerlo cojereis el primero que pase para poner en práctica mis consejos.
Comencemos. Hay dos formas de ir en un bus (más una secreta desbloqueable), ir sentado o de pie. En la primera no te cansas tanto como en la otra, pero el problema lo tienen las buenas personas. Se acerca el diablo en un cuerpo de señora, camina sigilosamente hacia tu posición, todos los otros asientos están ocupados y te ha visto cara de tonto. Llega la parte que es como un libro de esos de "escoge tu propia aventura"; tienes dos posibilidades, levantarte y ceder a su implacable mirada y sonrisa aun más, o por el contrario, te enfrentas en un duelo verbal durante el resto de tu trayecto o de su vida. Ante esta situación me viene a la mente una frase que un sabio hombre dijo en su día: "Que se jodan, a ellos les queda menos y yo tengo que descansar para el resto de mi vida". ¡Touchez!
Hay una parte del bus de lo más incómoda, que aunque estés sentado, preferirías ir de pie. Esta es la parte trasera donde hay dos asientos juntos enfrentados con otros dos, es decir, 4 asientos posicionados como alrededor de una hoguera. Pero en el caso mayoritario de que no conozcas de nada a los otros ocupantes se crea una situación de lo más incomodo; miradas y pensamientos negativos contra los vecinos de asiento casi siempre ciertos que no dejan disfrutar del urbano paisaje, si alguna vez tienes la desventura de sentarte ahí, hazme caso y ponte a leer, a escuchar música, mirar por la ventana o a navegar por internet desde el móvil aunque sea caro y asqueroso. Cualquier acción es buena con tal de no mirar a tu alrededor:
-Mira ese, que coño se cree. Saca los apuntes e intenta leerlos cuando todo el mundo sabe que es casi imposible aprender en un bus. Y el otro, intenta mirar por la ventana... ¡pst!, ¡pero si está lloviendo a cantaros y hay niebla, gilipollas! Lo que faltaba, la tía esta no deja de mirarme, ¿querrá algo? Como no sea dinero... venga ya, si tiene unas pintas de niña de papá que no le caben en las tetas, aunque espacio no le falta, menudo par... (normalmente después de esto se suele oír un ¡¡¡Plas!!!)
Os presento a las nuevas Tada y Tos, hechas ahora, no con Paint, sino con otro programilla.
Si, ya se que tienen que aprovechar el espacio, pero si quieren poner más asientos, que hagan autobuses de dos plantas y así nos evitamos los malos rollos entre conciudadanos.
Imaginemos que tenemos la mala/buena suerte de no encontrar asiento y que tenemos que ir de pie. Todo lo malo que nos puede pasar es que nos pasemos así las 7 horas de trayecto (dando varias vueltas a la ciudad) y que se nos gangrenen las piernas. Eso o que nos hemos quedado esa mañana justo sin desodorante. Este realmente no es un problema, pues el olor desprendido se unirá al amplio abanico de fragancias disponibles en el autocar.
Esto es todo lo que me ocurre para un espacio tan limitado (limitado por mi mismo, jeje). ¡Hasta otra!
Gracias por leerme y estad atentos a la próxima entrada de "PÁNIkO Presenta: Que hacer en la Iglesia."Esos largos viajes en bus urbano hacia nuestro destino se hacen cansados y aburridos, pero con este "tutorial" de comportamiento (primero de muchos), se harán amenos y entretenidos a más no poder, tanto, que al acabar de leerlo cojereis el primero que pase para poner en práctica mis consejos.
Comencemos. Hay dos formas de ir en un bus (más una secreta desbloqueable), ir sentado o de pie. En la primera no te cansas tanto como en la otra, pero el problema lo tienen las buenas personas. Se acerca el diablo en un cuerpo de señora, camina sigilosamente hacia tu posición, todos los otros asientos están ocupados y te ha visto cara de tonto. Llega la parte que es como un libro de esos de "escoge tu propia aventura"; tienes dos posibilidades, levantarte y ceder a su implacable mirada y sonrisa aun más, o por el contrario, te enfrentas en un duelo verbal durante el resto de tu trayecto o de su vida. Ante esta situación me viene a la mente una frase que un sabio hombre dijo en su día: "Que se jodan, a ellos les queda menos y yo tengo que descansar para el resto de mi vida". ¡Touchez!
Hay una parte del bus de lo más incómoda, que aunque estés sentado, preferirías ir de pie. Esta es la parte trasera donde hay dos asientos juntos enfrentados con otros dos, es decir, 4 asientos posicionados como alrededor de una hoguera. Pero en el caso mayoritario de que no conozcas de nada a los otros ocupantes se crea una situación de lo más incomodo; miradas y pensamientos negativos contra los vecinos de asiento casi siempre ciertos que no dejan disfrutar del urbano paisaje, si alguna vez tienes la desventura de sentarte ahí, hazme caso y ponte a leer, a escuchar música, mirar por la ventana o a navegar por internet desde el móvil aunque sea caro y asqueroso. Cualquier acción es buena con tal de no mirar a tu alrededor:
-Mira ese, que coño se cree. Saca los apuntes e intenta leerlos cuando todo el mundo sabe que es casi imposible aprender en un bus. Y el otro, intenta mirar por la ventana... ¡pst!, ¡pero si está lloviendo a cantaros y hay niebla, gilipollas! Lo que faltaba, la tía esta no deja de mirarme, ¿querrá algo? Como no sea dinero... venga ya, si tiene unas pintas de niña de papá que no le caben en las tetas, aunque espacio no le falta, menudo par... (normalmente después de esto se suele oír un ¡¡¡Plas!!!)
Si, ya se que tienen que aprovechar el espacio, pero si quieren poner más asientos, que hagan autobuses de dos plantas y así nos evitamos los malos rollos entre conciudadanos.
Imaginemos que tenemos la mala/buena suerte de no encontrar asiento y que tenemos que ir de pie. Todo lo malo que nos puede pasar es que nos pasemos así las 7 horas de trayecto (dando varias vueltas a la ciudad) y que se nos gangrenen las piernas. Eso o que nos hemos quedado esa mañana justo sin desodorante. Este realmente no es un problema, pues el olor desprendido se unirá al amplio abanico de fragancias disponibles en el autocar.
Esto es todo lo que me ocurre para un espacio tan limitado (limitado por mi mismo, jeje). ¡Hasta otra!
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