Para comenzar, dejamos de lado todos nuestros sueños y esperanzas y nos centramos en la preparación del plato. Ponemos agua a hervir (siempre el doble de agua que de arroz, en este caso 2 tazas) y cuando esté echamos el arroz con la sal y un chorrito de aceite virgen extra. Si no tenemos aceite virgen extra, deberíamos empezar a considerar que el camino que hemos decidido tomar en la vida quizás no es el más adecuado.
Mientras se hace el arroz (unos 20 minutos), nos sentamos un momento y pensamos en llamar a ese primo al que le dejamos las tijeras de podar hace años y con el que no hemos vuelto a hablar desde la boda de su hermana. Contactar con alguien después de tanto tiempo siempre es complicado, sobre todo para pedirle algo, pero necesitamos con urgencia esas tijeras.
Ponemos a fuego fuerte una satén con un poquito de aceite. Mientras calienta cortamos la pechuga de pollo en dados. Recordamos aquella vez que nos cruzamos con la amiga de Jose, a la que conocimos el año pasado en su fiesta de cumpleaños. Nunca sabemos como reaccionar en esos casos, saludarla o no, pararse a hablar... Entonces llegó el momento en que nos encontramos y dijimos "hola" y ella nos dijo "¡chao!". Lo único que nos consuela es que no la volveremos a ver. Es cuando, inmersos en este recuerdo, casi olvidando que tenemos un cuchillo en la mano, nos hacemos un pequeño corte en un dedo.
Lavamos la herida con abundante agua templada. Afortunadamente solo ha sido un corte superficial, no dejará cicatriz y curará pronto. No como las heridas de nuestro corazón, que por muchos años que pasen, siempre nos van a recordar aquella oportunidad de estar con el amor de nuestra vida y que dejamos escapar.
Cuando el aceite esté bien caliente, echamos con cuidado los trocitos de pechuga. En este momento podemos salpimentar al gusto. Observamos como una gota de aceite hirviendo abandona la sartén a gran velocidad para posarse con muy poca gentileza, y casi sin poder evitarlo, sobre la delicada piel de nuestra mano. Este es el momento que hemos elegido para retirar la mano con un movimiento enérgico (siempre en la dirección contraria al aceite), pero esto va al gusto de cada uno. Puedes dejar la mano un ratito más, no influirá en el plato final.
A estas alturas el arroz ya debería haber absorbido casi todo el agua, podremos observar como la superficie burbujea, así que tapamos la olla, retiramos del fuego y dejamos reposar. Si no es así, si todavía tiene agua, mira, tíralo todo a la basura, el arroz, el pollo, y empieza de cero. Pero esta vez haz las cosas bien, porque yo lo estoy explicando bien, si te sale mal es problema tuyo. A ver si va a ser que tras todo este tiempo tu madre tenía razón y no vales para nada, ni siquiera para seguir una puta receta tan sencilla como arroz con pollo.
Seguimos removiendo los daditos de pollo para que se hagan por todos los lados y cuando empiecen a coger color por los bordes es cuando... un momento, te están llamando por teléfono. Coge, coge, no te preocupes.
¿Ya está? Seguimos.
Bueno, pues el pollo se ha quemado un poco, pero no pasa nada, diremos que la receta es así, que es tostado. Hay restaurantes que sirven mierdas peores, pagas de buen grado y nadie dice nada porque somos gente educada. Si tus comensales son gente educada se lo tragarán sin rechistar. No invites a personas a comer a las que quieras impresionar, porque obviamente con este plato solo vas a conseguir que vean lo que realmente eres: un fracaso absoluto. Es arroz con pollo, no es un 'Filet mignon de buey alvino con trufa blanca de temporada a las finas hierbas provenzales' (receta disponible próximamente en nuestro blog). Y aún por encima el pollo sabe un poco a quemado.
Te habrás dado cuenta de que no hemos utilizado la mantequilla. Nos gusta mucho indicar ingredientes extra para confundir un poco a nuestros lectores, para darle un toque diferente a nuestras recetas :)
Servimos el arroz en una fuente o plato grande, echamos por encima el pollo y... ¡Listo!
Esperamos que os haya gustado esta receta de 'Arroz con pollo' y que compartáis con nosotros vuestros trucos de cocina.
¡BUEN PROVECHO!
Jotaauvei