He pasado tanto tiempo cerca del abismo que mi coartada piel rezuma su mismo hedor.
He vivido tan cerca del averno que su calor me resulta reconfortante y sincero.
He reído hasta desgarrarme la garganta, he llorado hasta ver el universo entero.
He viajado hasta el infinito de los mares y ya mi sangre sabe a salitre. Bajo mis pies puedo sentir la más fina de las arenas allá donde vaya.
Y sé que cuando vuelva estará esperándome, con su penetrante mirada y su falso abrazo, el que te envuelve cual alambre de espino de trinchera. Con la amarga bienvenida, con la camisa por fuera del pantalón.
Se quedará en silencio un momento, solo un momento, y dirá: "Te dije que tenías volver a las 9 y mira que hora es. Como se entere tu padre va a dar una colleja que se te va a quitar esa cara de tonto que tienes". Entonces sabré que me voy a quedar sin poder usar internet en lo que queda de finde. Mierda.
Jotaauvei
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