Un recuerdo, un trazo en mi memoria que no puedo permitir que se desvanezca.
Una mañana más me despierto, asqueada de mi propio cuerpo, entre sudores fríos, sollozando, gritando palabras que ni siquiera existen todavía. Gritando su nombre aún cuando sé que nadie puede oírme. Húmeda desgracia del pasado por acontecer. Deseando una vez más vivir en un mundo diferente, deseando salir de este cuerpo roto y desgastado.
Alzo la vista por la ventana. No puedo más que ver rostros sin nombre, personas vacías con pijamas de girafas con pijama. Sí, sí, las girafas dibujadas en el pijama llevan pijama también.
Jotaauvei
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